Aquí una entrada de la comida dominical por excelencia, el humilde y siempre sabroso pollo, con unas también humildes, pero no por ello menos sabrosas, patatas. La idea surgió ayer, cuando fui a mi carnicería habitual. Mientras esperaba mi turno, una señora pidió pollo "de ese que tenéis preparado" y cuando lo vi... Ñam, ñam, y eso que estaba crudo!! Se me encendieron todas las bombillas: alguien, jejeje, sí, va por ti, me dijo que tenía que darle vidilla al blog y compartir todos mis truquitos, todos sabemos la ventaja de hornear las cosas, sí, exacto, la que veis aquí, una cocina impoluta, pollo ya macerado, listo para hornear, con un pequeño "toque" casero, aprovecharía el horno para añadir las patatas, y así prepararía las patatas hasselback, que hacía tiempo que había visto en varias paginas de recetas y diferentes blogs, hacia tiempo, y mi querido Catman me recordó al hacerla el otro día y publicarla aquí (echad una ojeada, os lo recomiendo, es otra versión, y además tiene una explicación muy buena sobre las hasselback), y sobretodo, era hora de que empezara a publicar algo que, para variar, no fueran galletas. Así que dispuesta a compartir mis conocimientos en la cocina, y teniendo en cuenta que normalmente sólo cocino para dos, empiezo:
Ingredientes:
Patatas: Cuatro patatas no demasiado grandes, hierbas provenzales, aceite (de oliva, siempre), sal, pimienta, y cuatro trocitos de mantequilla, un recipiente para hornear o papel de aluminio (no es necesario, después os especificare para lo que lo utilizo). Hay quien prefiere ajo, como Catman, pero aunque tengo la alacena a rebosar, no tenia ajo, y suelo preferir las hierbas, como veréis, puse un montón.
Pollo: Pollo ya macerado y vino, una cazuela que pueda ir al horno y un poco de aceite. Jejeje, que bruja soy! Ya lo he comprado listo! Os explico; según me dijeron, lleva hierbas, pimentón y aceite. El vino que utilicé es un rioja tempranillo que teníamos abierto, así que lo aproveché, no es que se tenga que utilizar, sin él también estará bueno.
Preparamos primero las patatas, porque el pollo tarda menos. Tradicionalmente, se suelen hacer peladas, porque al darles el último toque de grill, queda un dorado muy bonito, pero ésta es mi versión de la receta, así que, como en casa siempre comemos las patatas enteras, yo les he dejado la piel. Tenemos que hacer cortes a las patatas, lo más juntos que podamos, a lo largo de toda la patata, pero sin llegar al final, para que las patatas queden enteras, tanto al hornear como al servir. He visto y leído trucos de todo tipo, el mío es el que os enseño, sin desmerecer el de nadie, por supuesto. Yo utilizo el borde del molde de las tradicionales cocas de trampó de Mallorca, un molde pequeño, cuadrado y práctico en mi caso, porque, como os he dicho, suelo cocinar para dos. La idea es que utilicemos algo para poder cortar la patata sin demasiados problemas, sin preocuparnos por cortar demasiado. Aguantamos la patata junto al borde del molde, y vamos haciendo los cortes sobre toda la patata, sin preocuparnos así de llegar al final de la patata. Si en algún corte nos pasamos y cortamos alguna rodaja, como me ha pasado y se ve en la foto, la he colocado levantada, no pasa nada, la encajamos en su sitio y cortamos. Si recordamos cual es, nos irá bien para probar ese trocito para comprobar si está ya en su punto.
Una vez cortadas todas las patatas, viene la parte más incómoda de trabajar. Tenemos que ir abriendo ligeramente los cortes, y vamos introduciendo la sal, la pimienta, las hierbas provenzales, o lo que queramos utilizar para condimentar. El aceite lo dejamos para el final, porque con los condimentos los cortes que hemos hecho han ido quedando abiertos, así que al echar el chorrito de aceite entrará más fácilmente en los cortes. No hace falta que todo entre en cada corte, porque si no entra la sal, entrará la pimienta o las hierbas, así que al final, todo estará condimentado por igual.
La improvisación es sólo porque de mis tres tapas no hay ninguna que permita meterla en el horno, y como tengo poco espacio, prefiero utilizar este sistema y aprovechar el espacio para el resto de utensilios, tooooodos imprescindibles, con los que voy llenando hasta los topes la cocina. Horneamos otros 15 minutos, a 180º, o hasta que empecemos a oler los aromas de este tipo de comida, que van llenando la cocina, y parte de la casa.
Ya no queda casi nada; unos 15 minutos antes de comer metemos ambas cosas en el horno, juntas, destapadas y encajadas como se ve a la izquierda, para, los últimos cinco minutos, poner los trocitos de mantequilla sobre las patatas, para que no se quemen los condimentos, y damos un poco de grill. El resultado final, a la izquierda, y una vez acabado de cocinar, coloco las patatas en la misma cazuela del pollo, recupero los jugos que han soltado las patatas, los pongo por encima de las mismas, y sólo queda servir y disfrutar.
La mesa, sencilla, que el plato ya le da su toque, así como el mantel, de "roba de llengos" mallorquina. Y el vino, para acompañar...
Buen provecho!!
Cris & Cía
ole y ole...ya era hora!!! una receta saladaaaaaa....
ResponderEliminarya tengo el soufflé!! al final veo que has pasado kilos de el...pero por si quieres hasta mañana tienes tiempo jijijijijiji
Gracias por la cita...yo te he vuelto a citar...un besito!
Vaya peassso de comilona!!! besicos maños!!!
ResponderEliminarhttp://anicaensucocina.blogspot.com/